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Parque de la Reserva

La salida fue recontra improvisada, tan improvisada que tenia cierto aire de planificado, y como se fueron presentando las cosas resulto ser algo concreto desde el momento en el que se decidió, algo que sabíamos iba a ir bien.

A una cuadra de la Av. Larco me acordé de la reciente existencia de Las Piletas. El plan original era ir con Matías, pero ese día estaban cerradas y solo obtuvimos la experiencia de un viaje de dos horas en una horrible combi.

Ya en la Av. Larco ir al Parque de la Reserva a ver Las susodichas Piletas era el plan de la noche. Los integrantes: Los Tíos, La Prima, El Primito, El Hermano y Yo. Llegamos a las 8:39pm en teoría teníamos 51min para recorrer todas las piletas. La primera que vimos era chica pero constante, nunca cambiaba no hacia malabares ni giritos ni saltitos ni nada solo estaba ahí perennemente; una foto con la perenne y pasamos a la segunda.

La segunda tenia mas fierros, dos que la atravesaban y se erguían en el centro sosteniendo una especie de fuente, JA! De ahí sacan su nombre: La fuente de la vida. Debimos quedarnos un tiempo más observándola, pero la emoción de ver las otras, de ver las imponentes, de las que todos hablan y salen en noticieros, nos hizo caminar rápido y dejarla atrás.

En la tercera todos jugamos. Salen chorros del piso formando una pared cada cierto tiempo. Conviérteme en un niño ¡oh pileta laberintosa! conviérteme en un niño al llegar al centro…

La cuarta es solo un túnel y casi nos golpeo toda la masa populosa de personas cuando Daniella rozó con la yema de sus dedos uno de los arcos del túnel mojando a 50 personas.

Te detienes un rato al ver la quinta, esta algo sola y te dan ganas de quedarte solo también, verla. Y ya salta un poco, sirve de introducción para lo que viene.

Nos saltamos la sexta, también era juguetona, pero no podías desviarte a verla cuando tenías casi enfrente a una de esas dos imponentes paredes de agua. La Séptima (ojo, es necesario que especifique, la enumeración que establezco es de acuerdo al recorrido que hicimos desde la puerta 1, en realidad las piletas tienen otra numeración en los mapas dentro del parque) es muy grande, es muy grande, la séptima es muy grande. Es en esta donde el concepto de espectáculo puede aplicarse a cabalidad. Una serie de parlantes expulsan música clásica, entre ellas Carmina Burana, mientras un juego de luces y láser dibujan en el agua. Son varios los chorros que bailan dan espirales se convierten en polvo se disparan vuelven a caer y se mezclan entre si. Esa pileta es un espectáculo. Una idiotizadora de nivel 8.

La siguiente es particularmente dos veces más espectacular que su predecesora. Es la pileta principal del parque, y su chorro llega a una altura bárbara. Esta situada frente a la estructura principal del parque, un arco central que se extiende en dos pérgolas a ambos lados. Las emociones que sientes forman una comisura muy extraña mientras estas parado, ahora completamente idiota. Podía quedarme viéndola un par de horas… ¡un par de horas! que grave afirmación. Las tonalidades de las luces y sus alrededores… era la protagonista ajena, era el todo de la obra, el porque. Y la mirabas y la mirabas, como un flan de arcos pequeños que nacían del centro. Era muy callada; la música solo se aparecía ocasionalmente, pero mejor así. Callada y algo vacía, que su hermana Gigante-Espectáculo se consuma a toda la masa populosa, que los retenga lo suficiente, que no los haga ver del todo el encanto del Flipado Flan, enviciado de emociones.

Las otras fuentes no me interesaron más. En realidad ya no las podía ver, ya no importaban, ya tenia suficiente para regresar a casa extasiado. Ya me sentía orgulloso, con ganas de contarlo todo.

Renato Bocchio Linares



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