A continuación, un texto que no aporta nada.
El lado social de las empresas, la cara amigable de las corporaciones, esos conceptos aún podemos evitarlos si participamos del creciente número de personas que abandonamos la televisión y los periódicos como primera fuente de información y entretenimiento. Lo que me motiva a escribir es que estoy saturado de gente que se las crea siempre, pues hay excepciones en todos los casos que expongo. Si visitamos perublogs para estar al tanto de los titulares o paraque el azar nos presente un blog interesante entre la multitud no nos salvaremos de la publicidad viral, esta es peor que la tradicional. Por ejemplo, un comercial hecho a la antigua es cualquiera de Inca Cola en que se exalte el nacionalismo. Ya no es la bebida de sabor nacional (porque se fabricará en Chile) sino la bebida de la creatividad peruana (la misma creatividad que modifica un Tico para servir de mini pick-up con el propósito de transportar balones de gas o formar una discreta fábrica de firmas para inscribir indebidamente un partido político, el del entonces presidente Fujimori al que deseo haya pasado un bonito día de los derechos humanos). La publicidad tradicional es estúpida, pero evidente. Podemos hablar del tema con una feminista mientras tomamos Cerveza Cristal (hipotéticamente, pues sabe horrible) rajando del comercial para la tele donde guapas y sudorosas nenas nos dan... sed. Si nuestra acompañante se indigna (que exagerada) nos ofrecemos a recoger de la barra cuatro cervezas Brahma para, de paso, ver el redondo poto de la omnipresente modelo venezolana que me da mas sed. En el caso de Brahma ya no importa que sea brasilera o de Neverland, lo que importa es su precio: cuatro chelas por S/. 9.50, ahí si no importan los nacionalismos tan estúpidos como los que en una época me saturaron el buzón con la lista de empresas chilenas a las que no deberíamos comprar. Volviendo al tema de los potos, digo, las guapas, cualquier subnormal se da cuenta del uso sexista que se le da a la mujer. Si el producto es malo, no hay calata que lo salve, entonces el "creativo" recurre a la calata para que la gente lo pruebe o mejor aún para que se sienta dentro del cojudo reclame, que vacilón y que sudorosa la nena de al lado. El sabor de la chela es lo de menos, lo que nos venden es esa atmósfera de diversión. ¿Quieres pasarla bien? No te olvides de la cerveza heladitaaa, yo no lo olvido.
La misma finta que vemos en la política, en el trabajo, en la vida. Mas importante es "parecer" que" ser".
Categoría: moral, Perú, televisión
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