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Sweet and White: ''Egoismo navideñO''

No es que odie la navidad, en realidad me agrada mucho y es uno de los pocos días en los que la familia Linares se encuentra reunida en gran parte; pero es por eso mismo que deviene en tristeza navideña (jajaja que gracioso suena). Bueno no es exactamente así. De verdad que “usamos” ese día para reunirnos; ósea que nos quedamos juntos como hasta las 4 de la mañana y luego de eso en esa misma tarde (la del 25) nos volvemos a reunir. Ciertamente exprimimos ese tiempo. Ahora ¿qué es lo que sucede? Pues verán, mi familia por ser clase media a diferencia de las familias de clase baja y bajísima en las que su constitución es básicamente doce hijos y por ende la diferencia de edades que pueden apreciarse en una reunión de tal envergadura es bastante notoria y distanciada (mínimo el mayor le llevara doce años al menor ¡MINIMO!). A diferencia de esta situación, en las familias de clase media, lo usual es que su constitución no exceda de los cuatro hijos; por lo que la diferencia de edades puede verse mermada a unos seis años como máximo entre los extremos.


¿Qué paso? Pues que mis tíos tuvieron un hijo a los cuarentaitantos, un desfasado, el solitario, y me cago todo. Cuando ves a un nene de cinco (al que le llevas diecisiete años) abrir sus regalos… créeme desearas pegarte un tiro.

Pero ¿y por qué? ¿acaso no se le ve tan mono? ¿lindisimo el crío? Y bueno si, de que es lindisimo es lindisimo, sin marcas, sin acne, cero inhibiciones, desproporcionado en forma agradable. Pero no solo es mono; a los cinco si te regalan una pelota fosforescente te sientes dios; y es precisamente eso lo que te hace dar ganas de pegarte un tiro.

Ahora las navidades solo me gustan hasta antes de abrir los regalos, que pasa después: pues con los contemporáneos normal, sabemos que no podemos exigir nada, nos conformamos con lo que nos toca y tratamos de disfrutarlo, a lo mejor uno tuvo suerte y pues le toco lo que quería, todos nos alegramos por él, nos unimos, sentimos que uno del grupo ¡gano! Le gano a la horrible concepción paterna de un regalo. Felicidad y alegría. PERO ¿qué sucede si hay un disparejo en el grupo? Si existe uno que no se conforma con el regalo, que le alegra el regalo, peor aun, le alegran todos los regalos que recibe por más que estos sean tornillos o bolsas de plástico (muchas bolsas de plástico). No puedes ver eso, no solo no puedes, es injusto que veas eso, ¡no es humano! Pero lo tienes que ver… lo ves esbozando infinidad de sonrisas mientras tu tienes que tragarte los desodorantes y colonias.

Como podría decir Marlon Brando en Apocalipsis Now: LA ENVIDIA… LA ENVIDIA… (Podría decir)

Por suerte viene la cena navideña, pero tienes todavía ese mal sabor. Y aunque miras a tu desfasado primo que a punta de babas, mocos y gritos logra hacerse del primer plato, logras consolarte sabiendo que tú podrás repetir la cena, entender las conversaciones sobre la nueva tendencia económica del país y disfrutar de un nada-sano cigarrillo con un vaso de whisky.

1 Comment:

  1. Diego De la Cruz said...
    Renato, No dejes que la navidad feliz margine tu tristeza.

    http://www.presenciacultural.com/blog/2006/12/23/que-la-navidad-no-margine-tu-tristeza/

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